Hebreos 11:1
Es indiscutible afirmar que en demasiadas ocasiones hemos escuchado predicar sobre la fe. Sabemos sobre
ella, sentimos y confesamos tener fe en Jesucristo el salvador. Es esta
virtud, junto con el amor, el pilar fundamental de nuestra confesión
como cristianos. Es la base de nuestros pensamientos, sentimientos y
acciones para nosotros mismos como para el prójimo.
En este sentido, saber con detalle las características de fe se
constituye en algo sustancial para nuestro conocimiento como cristianos.
Así, este bosquejo para predicar ahondará las múltiples facetas de la
fe y de su alcance e impacto en nuestra vida como seguidores de Cristo.
A. ¿Cómo entender lo que es la fe?
a. La fe es esencialmente creer: Es aceptar en el corazón lo que la palabra de Dios y su plan divino instaurado en Jesús, nos salvará.
1. En el antiguo testamento, se puede ver como patriarcas, hombres
temerosos, profetas y el pueblo de Dios creyeron la palabra del cielo y
por ella hallaron gracia. (Hebreos 11:1-40);
2. En el nuevo testamento Jesús enseña sobre la fe y la salvación (Mateo 8:8); (Marcos 5:34).
b. La fe es certeza: Por lo tanto es una estado espiritual de seguridad
y convencimiento de que Jesús es nuestro camino a seguir.
c. La fe es confianza: por lo tanto el miedo, ansiedad y la inseguridad
ante las adversidades se apartan de nosotros. (Lucas 12:22:31)
d. La fe es obediencia: A través de la fe alcanzamos la obediencia y
ella nos destaca como fieles seguidores de Cristo. (Romanos 1:1-6)
e. La fe es fidelidad: lo cual tiene que ver con la constancia y seguimiento a Jesús. Si creemos y somos fieles a él no tenemos por qué separarnos de su camino ni dudar de su guía (II Corintios 11:2-4)
B. Lo que no es fe
1. La fe no es saber: Estar enterado sobre Dios y su hijo Jesús, saber a grandes rasgos sobre su palabra en la Biblia no es muestra de que uno tiene fe.
a. La fe es una experiencia y vivencia trascendental que va más allá del entendimiento o conocimiento humano.
2. La fe viene a constituirse en el gran momento de transformación
hacia la salvación de nuestra alma, la cual se caracteriza por
experimentar cambios espirituales en nosotros (arrepentimiento,
confesión y fe y vida nueva en Jesús).
b. La fe no es instruirse: estudiar, aprender, entender, reflexionar sobre Dios es quizás digno de mención pero no sinónimo de fe.
c. La fe en sí misma es un acto de liberación espiritual a través de la
aceptación de Jesús en nuestras vidas. Esto trasciende notablemente
todo intento intelectual o racional por comprender la fe.
c. En la fe no debería caber duda: A pesar de que podamos creer, muchas
veces carecemos de confianza, entonces dudamos de ser salvos. Esta es
una fe enferma (Mateo 8:23-27)
3. ¿Y las obras contradicen o complementan a la fe?
a. Obrar mal: Por una parte, podríamos mostrar actos muy reprochables
ante Dios, lo cual obviamente no nos ayudan ni a ser vistos con agrado
ni menos aún a alcanzar la gracia. En este caso, estamos en sentido opuesto al camino de redención.
b. Obrar bien: No obstante, podríamos también ser rectos en nuestros
actos, de todas maneras estos por si solos no nos conducen a la
salvación, más la fe, sí.
La fe es el pilar y las obras so los frutos (Santiago 2:14-26)
c. Nadie es ni ha sido capaz de obrar siempre bien, solo Jesucristo:
por lo tanto, todos somos imperfectos, todos somos pecadores,
necesitamos justificarnos en la fe hacia él.
d. Tampoco nadie tiene en su naturaleza intrínseca la tendencia a obrar
siempre malas cosas (solo Satanás): entonces aquellos que andan
entregados al camino del mal son conscientes que pueden/deben
arrepentirse y creer en Jesús como su salvador.
4. La fe como único medio para alcanzar la salvación
a. La trascendencia de la fe: Solo por la fe en Jesucristo (entendido
como un proceso divino que se inicia y se desarrolla) podemos alcanzar
la salvación. Este es el requisito primigenio y esencial para ser
justificados ante el señor.
b. ¿Y al final, en que quedan la obras buenas?: Podríamos ser grandes
conocedores de la palabra (como lo fueron los doctores fariseos),
podríamos ser simpatizantes de una vida recatada y de respeto mutuo
(como muchas personas de actitud correcta), podríamos hacer las mejores
obras por los demás (como luchar por aplacar las necesidades materiales
de las personas), todo esto podría ser tomado en cuenta, pero nada de
ello reemplaza ni reemplazará a la fe como el principio de salvación de
nuestras almas. (Romanos 3:27-4:5)
Conclusión:
La fe es una manifestación divina, especial y única por tener múltiples
características. Es esencialmente la convicción de creer que Jesús es
nuestro salvador y que él es el hijo de Dios todopoderoso el cual quiere
hallarnos en gracia a través de nuestro arrepentimiento, fe
inquebrantable y cumplimiento del mandamiento amor recíproco. Es también
la confianza de que Jesucristo intercede por nosotros cuando caemos en
pecado.
Además, la fe produce en nosotros obediencia y fidelidad a Jesús, por
ello nos confesamos en sus fieles seguidores. Las obras buenas que
hagamos por nosotros y por otros pueden ornamentar nuestra fe, pero
estas no reemplazan o superan la trascendencia de la fe en Cristo,
nuestro salvador.
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